viernes, 18 de mayo de 2018

TU HIJO TENÍA RAZÓN: CON MÚSICA SE ESTUDIA MEJOR


¿Música si?

¿Música no?

¿Qué música va mejor?

            


Si eres de los universitarios que se ha planteado este tipo de cuestiones a la hora de estudiar no te preocupes, es una de las incertidumbres más frecuentes en los estudiantes.

            Además de para ellos, también es un tema muy estudiado por los científicos ya que no se ha encontrado una hipótesis que sea universal para cualquier tipo de persona; se han dirigido distintos estudios e experimentos en los que se intenta descubrir si tener algún tipo de estimulación auditiva (música) era mejor que el total silencio a la hora de estudiar y, en el caso de que esto fuera cierto, que música estimula más a tener una plena atención a la hora de estudiar y de concentrarse.


Nick Perham (psicólogo de la Universidad de Cardiff, Reino Unido).

''La mayoría de la gente, al menos en condiciones de laboratorio, realiza mejor sus tareas en silencio''.


EVIDENCIA

            La revista Psycological Reports publicó un experimento en el cual cogían a diferentes voluntarios (de los 18 a los 25 años) donde se les pedía que contasen hacia atrás mientras escuchaban una pieza de música elegida por ellos; posteriormente, les hicieron realizar el mismo ejercicio sin ningún tipo de estimulación auditiva (en silencio). 

            Las conclusiones de este experimento fueron: Las personas que hicieron el ejercicio en silencio obtuvieron resultados mucho mejores que los que lo hacían con música.

            Esta y muchas otras investigaciones de la misma línea demuestran que: las melodías más pegadizas o que son del gusto de la persona, tienen efectos demoledores en el rendimiento a la hora de estudiar o de realizar cualquier operación mental.


¿PORQUÉ NO ES BUENO ESCUCHAR MÚSICA MIENTRAS SE ESTUDIA?

-    Multitasking: Es la capacidad de realizar más una tarea simultáneamente. Esta capacidad está muy relacionada con la memoria de trabajo ya que se encarga de mantener en nuestra mente elementos que utilizamos para trabajar a la vez. Miller afirma que solo podemos manipular entre 4 y 7 elementos a la vez en este tipo de memoria.
-    El foco atencional: Es la capacidad que tiene el cerebro de, centrar toda su atención en un estímulo concreto y obviando todos los demás. Nos ayuda a desatender otras funciones para prestar nuestro foco de atención en el problema principal.


Miriam Sancho (psicopedagoga y coach en Coaching&You).

‘’El sonido puede ser una fuente de motivación. Según la neurociencia, la música activa áreas del cerebro que son claves para activar los aprendizajes cognitivo, afectivo y motor.’’


‘’la música clásica es lo que más favorece tu concentración.’’


        Desgraciadamente, nos encataría concluir este apartado dándote una respuesta sobre si es mejor estudiar con música o en silencio pero ni los propios científicos lo saben. Hay diferentes evidencias totalmente verificables sobre una y otra. Nosotros solo podemos decir que cada persona es un mundo y que tu mismo tienes que encontrar la mejor manera para concentrarte.

Eso si, si eliges música, ¡que no sea la Macarena!


jueves, 17 de mayo de 2018

¿REALMENTE OLEMOS A SEXO?


Cuando quedamos por primera vez con alguien, solemos hacer cualquier cosa para gustarle, y normalmente la necesidad de despertar el impulso sexual de la otra persona es nuestro primer objetivo. Y por eso dedicamos muchas horas para elegir la ropa adecuada, o modificar la apariencia de nuestra piel, de nuestra fisionomía, pero lo que no sabemos es que solo con el olfato podemos atraer al resto muy fácilmente.

¿Por qué solo con el olfato? Bien, en este proceso las feromonas son las protagonistas.

 Las feromonas humanas del sexo son sustancias químicas de origen natural que el cuerpo produce, es decir, están producidas y secretadas por nuestro organismo que provocan una respuesta estereotipada, en otras palabras, que es una respuesta no aprendida, sino que todos los individuos de la especie lo tienen/hacen, donde esta respuesta tiene un efecto sobre otros individuos de la misma especie.  Esta respuesta puede ser conductual o endocrina (un cambio en la producción o secreción de hormonas concretas). Y aunque la feromona en sí no tenga olor, al ser inhalada por la otra persona provocan reacciones en el otro a través del proceso olfativo, por lo que estamos hablando de un proceso de química cerebral, ya que, aunque cueste de creer, podemos personificar la ciencia, siendo esta, cupido.

Pero esto no es así porque lo digo yo, sino que son muchos los estudios que han explorado como esto puede ayudar a que un ser humano se sienta atraído por otro.

Mark Kristal, neuropsicólogo de la Universidad de Buffalo (EE.UU) y especialista en lo que él llama “química del amor”, mantiene que este proceso es más complejo de lo que uno puede pensar.
“en los humanos, las parejas se escogen en términos de bases sensoriales, tanto auditivas como visuales y olfativas. En este sentido, las olfativas son las que primero se notan, aunque la persona crea que no puede oler a la otra y que todo fue visual. El olfato también se agudiza conforme pasa el tiempo y la relación se hace más sólida” según Kristal.

El poder de las feromonas es tan importante ya que son hormonas relacionadas con la atracción y el placer, porque activan este tipo de emociones en nuestro cerebro.
Igualmente, no todos olemos igual, ya que, a parte de la genética, entraría en relación la higiene de cada uno y las bacterias que tenemos en nuestra piel, nuestra dieta, el grado de ejercicio físico en cada momento, etc.

Y por eso, se inventaron los desodorantes o perfumes con feromonas, ya que el fin era que, si el olor personal que cada uno desprendía no causaba efecto de placer y atracción en frente la otra persona, siempre podría aromatizarse con algún desodorante o perfume que llevara feromonas.

Igualmente, la neuróloga Claire Wyart, de la universidad de Berkley, resaltó que cada nariz humana es un mundo completamente distinto, con receptores olfativos diferentes, por lo que un olor de una misma fuente pueda parecerle muy diferente a distintas personas, y si a parte le sumamos que casi todos “disfrazamos” nuestro olor con perfumes y desodorantes, la situación se complica.
Si a todo esto le sumamos los recuerdos, hacen que nos atraiga un olor, mientras que a otra persona este mismo olor le puede resultar desagradable.


 Así que Wyart nos lanza un consejo: “A todos nos van a oler de forma diferente; es solo pérdida de dinero. Si buscas pareja, trate de oler bien, pero más allá de eso, prepare una buena conversación que dure al menos un par de horas para que esa persona pase más tiempo en contacto con su olor natural”.

ADICTOS A LA COMIDA BASURA


¿Tienes necesidad de comerte una hamburguesa del McDonald’s? 
¿Cuando quedas con los amigos acabáis cenando en un restaurante de comida rápida?
 ¿Prefieres un cuenco de patatas fritas en lugar de uno de ensalada?


Un estudio reciente realizado por científicos de The Scripps Research Institute, en Estados Unidos, ha revelado que los mismos mecanismos moleculares del cerebro que propician la adicción a las drogas se desarrollan cuando se come comida basura. 

La investigación, dirigida por el profesor de dicho instituto, Paul J. Kenny, ha establecido, por tanto, que la ingesta compulsiva de comida basura sería extremadamente difícil de parar, del mismo modo que es muy difícil dejar las drogas. 

Para llegar a esta conclusión el equipo de Paul J Kenny hizo un experimento con ratas. Para este experimento utilizó tres grupos de ratas:
  1. El primero sólo tenía acceso a comida para ratas común.
  2. El segundo podía comer comida basura durante una hora al día y el resto del tiempo tenía agua y comida común a su disposición. 
  3. El tercer grupo contaba con una provisión ilimitada y durante todo el día que incluía comida basura y comida común para ratas.
Pasados unos meses, Kenny quitó la comida basura de las jaulas de las ratas y se observaron efectos muy inmediatos y a la vez chocantes: las ratas que habían tenido acceso ilimitado a la comida basura entraron en huelga de hambre como si hubieran desarrollado aversión por la comida sana. Esto se producía porque dichas ratas tenían el sistema de recompensa atrofiado y comían comida basura compulsivamente. Éstas preferían soportar las descargas eléctricas que contenía la jaula, incluso cuando la comida común para ratas estaba disponible sin castigo. 

Según Kenny, estos resultados, obtenidos en este trabajo de investigación, que duró casi tres años, confirman las propiedades adictivas de la comida basura, que es toda aquella que contiene altos niveles de grasas, sal, condimentos o azúcares, así como numerosos aditivos alimentarios, como el glutamato monosódico (potenciador del sabor) o la tartracina (colorante alimentario). 
Además de con la obesidad, este tipo de comida, que tiene poco alimento, suele relacionarse con enfermedades del corazón, la diabetes del tipo II, las caries y la celulitis. 
Otro significativo avance para determinar el carácter adictivo de la comida basura se debe a Eric Stice, neurocientífico del Instituto de Investigaciones de Oregon. Stice quiso demostrar porque tenemos inclinación a convertirnos en adictos a la comida basura. Para ello observa, por ejemplo, la respuesta del cerebro cuando a una persona se le da una cucharada de helado de crema y chocolate. Luego compara esa actividad cerebral en individuos obesos y delgados.

Stice descubrió, ante el helado, que los adolescentes delgados con padres obesos experimentan una mayor descarga de dopamina que los hijos de padres delgados. 

Ese placer innato por la comida impulsa a ciertas personas a comer de más. Justamente, porque comen de más, Stice, igual que Kenny, afirman que el circuito de recompensa comienza a acostumbrarse y a responder cada vez menos, provocando que la comida cada vez les satisfaga menos e impulsándoles a comer cada vez más para compensar. 

Que tengamos preferencia por la comida basura tiene sentido ya que el gusto nos permite distinguir tanto fuentes de alimentos y potenciales toxinas como escoger acuerdo a nuestros gustos y necesidades metabólicas. Aunque algunas preferencias son innatas. 

El circuito de recompensa cerebral es la parte del sistema nervioso central que enlaza los grupos de neuronas, que son las células del cerebro, que producen sensaciones intensas de placer y satisfacción. El circuito incita a grabar y repetir las experiencias que nos resultan agradables.
Dentro de este circuito se encuentra el núcleo accumbens que se encargar de regular la recompensa, y el responsable del refuerzo de los comportamientos aprendidos. 
Cuanto más fuerte sea esta red neuronal, mayor será la tendencia a repetir la acción.  

De manera que la adicción surge por el siguiente motivo: hay emociones que se mueven en nosotros ya que tenemos el deseo de comer porque tenemos hambre. En este momento aparece la dopamina y empezamos a imaginarnos que ya estoy en la mesa comiendo y hasta nos imaginamos el plato de comida. A continuación, realizamos la acción de comer para satisfacer nuestro deseo. Se recompensa la acción con una sensación de placer. Una vez completada la acción, en este caso de haber comido, se cierra el circuito de recompensa, con una sensación de satisfacción y debido a que la comida basura contiene sustancias como el azúcar y las grasas que para nuestro sentido del gusto son agradables y por lo tanto nos produce placer, hace que en nuestro cerebro se establezca este circuito. 

Por lo tanto no hay dudas de que la comida basura rica en sal, azúcar y grasa genera trastornos en los mecanismos biológicos, que son tan poderosos y difíciles de combatir como el abuso de las drogas. Y ya que el uso de las drogas está reglamentado, ¿no es hora ya de imponer regulaciones más duras en este tipo de comida?






TU HIJO TENÍA RAZÓN: CON MÚSICA SE ESTUDIA MEJOR

¿Música si? ¿Música no? ¿Qué música va mejor?              Si eres de los universitarios que se ha planteado este tipo de cue...